CRÓNICAS DE UN LOCO IV
Sensaciones
que dejaste atrás, acciones que decidiste no volver hacer, relaciones que
pensabas que iban bien, que no existían mentiras o al menos que no solían
engañarte.
Pero
te das cuenta de que todo en lo que creíste una vez, empieza a desmontarse por
su propio peso, ofreces tu confianza para nada, te esfuerzas para que otros se
aprovechen y cuando algo va mal siempre te dan la espalda, aquellos en los que
confiaste en momentos difíciles, y les ofreciste tu ayuda para que siguieran
adelante, te das cuenta de que no ha servido de nada y todo deja de ser un
simulacro de la cruda realidad. No tienes nadie en quien apoyarte, y quien diga
que confíes, hazlo lo justo jamás sabrás por donde acabará, ya que nadie es
quien dice ser.
He
vuelto, encerrado, entre mis cuatro paredes blancas, aquellas que hace años
deje de entrar y reflexionar, pero esta vez son diferentes, no siento que tenga
que reflexionar, es más incluso mi celda ha cambiado, en las paredes hay un
punto negro, puntos que al parecer se van haciendo más grandes a medida que
avanza el tiempo y creo que mi prisión blanca, acabará por ser negra, sumida en
la profunda oscuridad y esta habitación dejará de ser para reflexionar sobre
errores cometidos, como podía hacer antes.
Tengo
miedo, de que esta oscuridad no afecte solo a la celda sino también a mí, que
consiga penetrar en mi interior y hacer que me haga cambiar a alguien que no
quiero ser. Debo concentrarme en conseguir una solución, para que esta
oscuridad, el mismísimo odio que la corroe no me consuma por dentro ni se
apodere de mi celda.
Recuerdo
que cuando entre aquí por primera vez, pensaba que el resplandor del blanco me
entrecortaba la respiración, se adentraba tanto en mi que incluso sentía que se
me paraba el corazón, pero tras venir tantas veces, encontré la paz en esta
prisión y podía reflexionar sobre temas en los que normalmente no pensaba, pero
esta tenebrosidad que está consumiendo tanto mi celda como a mí, me da miedo,
no me deja pensar con tranquilidad no existe ninguna paz, que me permita
relajarme y disfrutar del momento de soledad. Tengo que encontrar la salida,
para volver al estado inicial y a si encontrar las soluciones de mis problemas.
Este
odio que siento viene precedido de acontecimientos que nunca esperé, pero no
debo odiar, ni sentir ningún tipo de rencor.
La
celda cada vez es más oscura, casi no puedo distinguir las zonas blancas, hay
tanta lobreguez que todos mis miedos salen a la luz...
La
luz... eso es si consigo superar estos miedos, conseguiré mi preciada celda blanca. Debo de admitir que
me he asustado, que no podía con la situación, y me han planteado una salida
fácil, la cogí con fuerza y no la he soltado. Aunque haya aceptado escapar en
otra dirección, en vez de enfrentarme de cara al problema no tenía más remedio
que acogerme a ello. Pero no he escogido yo esta circunstancia, simplemente
acepté el hecho de que era la mejor de las soluciones a los problemas que
estábamos teniendo.
Al
fin lo he entendido, no tengo que temer a la oscuridad, es ella quien teme que
la deje encerrada, debo de conseguir un equilibrio entre la pureza del blanco y
la tenebrosidad del negro, ese equilibrio consigue la paz en mi, y estar
satisfecho con mis acciones, sean las que sean.
He
de olvidar en tener un sitio limpio de impurezas, para reflexionar, tengo que
unirlos, aprovechar ambos pensamientos y descubrir quién soy en realidad.
Ahora
sí, tengo una celda mezclada, rasgos de oscuridad y claridad, un degradado
perfecto de negro a blanco, aquí es donde quiero venir para pensar, al fin
puedo decir que encontré mi sitio de reflexión.
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